El refresco es más traslucido que nuestra fanta española y según la etiqueta contiene un 3% de zumo de naranja.
En la web de Radlberger se puede leer:
"El clásico de la familia Radlberg.
¡Frescamente afrutado y de dulce natural, Radlberger Orange te acompaña durante el día!
¡Frescamente afrutado y de dulce natural, Radlberger Orange te acompaña durante el día!
Disponible en botellas PET de 1.5l y 0.5l en tiendas de alimentos".
La degustación la hicimos Gertru y yo una mañana de sol radiante de un domingo :-) Todas nuestras papilas degustativas listas para saborear cada matiz.
El refresco está indudablemente ajustado al gusto austríaco, un refresco poco dulce, cítrico y con ese sabor a naranjas "orgánicas". Austria tiene el porcentaje más alto de todos los países europeos en tierras agrícolas cultivadas orgánicamente, lo que influye fuertemente en el gusto de sus gentes.
Gertru dice que tiene poco sabor, a mi me recuerda a los refrescos de mi infancia en Alemania, unos refrescos parecidos a gaseosa de naranja que pretende saber a nada más que la fruta exprimida.