Todas ellas tuvieron algo en común, un olor fuertemente cítrico como a detergente "prill" o "fairy", y como Getru y yo somos valientes metimos la punta de la lengua en los refrescos, un sabor intensamente dulce.
Nos imaginamos que maduraron en pasillos secretos de las pirámides egipcias, grutas naturales junto a champiñones o queso azul, en cavas centenarias de vinos añejos... como podéis ver nos lo hemos pasado muy bien, y eso es lo que al final importa en esta vida fantástica :-P :-D